EUROPA
PRESS
16 enero
2019
Un
medicamento en investigación para el ictus podría prevenir el Alzheimer
Investigadores de la Universidad del
Sur de California (USC), en Estados Unidos, han descubierto que un medicamento
que se está desarrollando actualmente para tratar a pacientes con accidente
cerebrovascular también podría prevenir la enfermedad de Alzheimer.
El estudio, que se publica este martes en 'Journal of Experimental Medicine', muestra que la proteína
modificada mediante ingeniería genética 3K3A-APC protege los cerebros de
ratones con síntomas similares al Alzheimer, reduciendo la acumulación de
péptidos tóxicos y previniendo la pérdida de memoria.
3K3A-APC es una versión modificada genéticamente de una
proteína de la sangre humana llamada proteína C activada, que reduce la
inflamación y protege tanto las neuronas como las células que recubren las
paredes de los vasos sanguíneos contra la muerte y la degeneración. 3K3A-APC
tiene efectos beneficiosos en varios modelos de enfermedad de ratones, que
incluyen lesiones cerebrales traumáticas y esclerosis múltiple, y actualmente
se está desarrollando para tratar el accidente cerebrovascular en humanos,
donde se ha demostrado que es segura, se tolera bien y capaz de reducir el
sangrado intracerebral.
"Debido a sus actividades neuroprotectoras,
vasculoprotectoras y antiinflamatorias en múltiples
modelos de trastornos neurológicos, investigamos si 3K3A-APC también puede
proteger el cerebro de los efectos tóxicos de la toxina beta- amiloide en un modelo de ratón de la enfermedad de
Alzheimer", dice uno de los investigadores, Berislav
V. Zlokovic, director del Instituto Neurogenético Zilkha en la
Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de
California.
Evita la
producción de una enzima necesaria para las proteínas tóxicas
Los péptidos beta-amiloides
tóxicos se acumulan en los cerebros de los pacientes de Alzheimer, lo que lleva
a la neurodegeneración y reduce el flujo sanguíneo
dentro del cerebro. Zlokovic y sus colegas
encontraron que 3K3A-APC disminuyó significativamente la acumulación de beta-amiloide en los cerebros de ratones que generalmente
producen grandes cantidades del péptido tóxico. El tratamiento con 3K3A-APC
evitó que estos roedores perdieran la memoria y ayudó a mantener el flujo
sanguíneo cerebral normal, además de que suprimió la inflamación en el cerebro,
otra característica común de la enfermedad de Alzheimer.
Zlokovic y sus colegas descubrieron que
3K3A-APC protege el cerebro al evitar que las células nerviosas produzcan una
enzima llamada BACE1 que se requiere para producir beta-amiloide.
Se han probado varios inhibidores diferentes de BACE1 en ensayos clínicos para
detectar la enfermedad de Alzheimer, pero el nuevo estudio sugiere que el uso
de 3K3A-APC para bloquear la producción de BACE1 podría ser un enfoque
alternativo, particularmente en las etapas iniciales de la enfermedad, cuando
el beta-amiloide aún no se ha desarrollado a niveles
capaces de dañar permanentemente el cerebro.
"Nuestros datos actuales apoyan la idea de que 3K3A-APC
tiene potencial como una terapia anti-beta-amiloide- efectiva para la enfermedad de Alzheimer en
estadios tempranos", concluye el profesor Zlokovic.